Formentera, la joya balear por excelencia, sigue revelando rincones sorprendentes más allá de sus playas cristalinas. En el norte de la isla se encuentra uno de sus parajes más curiosos y bellos: el Estany Pudent, una extensa laguna salada que forma parte del Parque Natural de Ses Salines y que se ha convertido en un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y la observación de aves.

Originalmente de agua dulce, esta laguna se transformó en salina en el siglo XVIII, cuando una acequia construida durante la repoblación de la isla alteró su composición. A pesar de su escasa profundidad —apenas cuatro metros en su parte central—, su extensión supera los tres kilómetros, y constituye un ecosistema de gran riqueza ecológica y belleza paisajística.

Un hábitat único para flamencos y otras aves

Recorrer el entorno del Estany Pudent es una experiencia que combina biodiversidad y tranquilidad. Las rutas que bordean el lago —especialmente el sendero conocido como Es Brolls— ofrecen un paseo ideal para hacer a pie o en bicicleta. Desde el primer tramo, entre La Savina y Es Pujols, ya es posible avistar aves como cigüeñas, tarros blancos y, sobre todo, flamencos rosados, que se alimentan y descansan en este entorno natural.

Pero los flamencos no están solos. Esta laguna acoge también una de las concentraciones más importantes de zampullines cuellinegros de toda Europa. Además, se pueden ver aves limícolas, anátidas y ardeidas que utilizan esta zona como lugar de paso o anidamiento.

El agua del lago, con su tono especular, actúa como un espejo natural que duplica la belleza del cielo durante los amaneceres y atardeceres, un espectáculo que ha convertido al Estany Pudent en uno de los puntos más fotogénicos de Formentera.

Una joya ecológica con historia

El Estany Pudent forma parte del ecosistema protegido del Parque Natural de Ses Salines, que también incluye las salinas de Formentera, conocidas por sus colores rosados y violetas que se intensifican en verano. Estas salinas fueron la principal industria de la isla antes de la llegada del turismo y, desde 2004, están declaradas Bien de Interés Natural por su valor ecológico y patrimonial.

Por tratarse de un ecosistema extremadamente sensible, el baño está prohibido en el Estany Pudent. Sin embargo, eso no impide disfrutar del entorno: existen miradores, senderos señalizados y caminos adaptados al ciclismo para explorar la zona de forma respetuosa y en armonía con la naturaleza.

Una escapada perfecta para los sentidos

El Estany Pudent no es solo un rincón para observar aves, sino también un lugar para desconectar del ritmo frenético, rodearse de silencio, respirar aire puro y dejarse maravillar por los reflejos del agua y el vuelo de las aves. Una parada obligatoria para quienes visitan Formentera en busca de belleza, naturaleza y serenidad.

Ya sea para un paseo al atardecer, una mañana de senderismo o una jornada de fotografía, este curioso lago salado te ofrece una experiencia diferente, auténtica y profundamente conectada con la esencia natural de la isla.